BOB DYLAN, NOBEL DE LITERATURA 2016

 

    Ya sabemos que el término "lírica" procede del instrumento musical utilizado en la Grecia antigua para acompañar cierto tipo de poemas cantados, la lira. Así, uno de los primeros géneros de la literatura occidental fue la “lírica monódica”, versos entonados a una sola voz con acompañamiento de lira. No es mal comienzo el de un género, en el siglo VII a.C., que tiene entre sus fundadores a Alceo, Safo y Anacreonte. Y a nadie se le ha ocurrido nunca desdeñar estos delicadísimos versos, con casi tres milenios de antigüedad, porque formaran parte de una canción:

 

 

Φαίνεταί μοι κῆνος ἴσος θέοισιν
ἔμμεν' ὤνηρ, ὄττις ἐνάντιος τοι
ἰσδάνει καὶ πλάσιον ἆδυ φωνεΐ-
    σας υπακούει.

 

    Setecientos años después, la lírica clásica latina parece haber prescindido del acompañamiento musical pero todavía uno de los poemas más famosos de la literatura romana, el Carmen Saeculare de Horacio, fue escrito para dos semicoros mixtos de 27 voces cada uno. ¿Rechazaremos como poesía la elegante expresión de un sentido anhelo de prosperidad, compuesta por encargo de Augusto -y sin duda muy bien pagada-, para los Ludi Seculari del 17 a.C., y entonada a plena voz ante todo el pueblo de Roma en el Foro?

 

di, probos mores docili iuventae,
di, senectuti placidae quietem,
Romulae genti date remque prolemque
    et decus omne.

 

    Pero acerquémonos más a nuestra época. Demos otro salto, esta vez de más de mil años, aunque hayamos de dejar por el camino poemas bellísimos como el Vexilla regis de Venancio Fortunato en el siglo VI o el anónimo Ave, maris stella del siglo IX, difundidos por toda Europa durante siglos a través del canto gregoriano. Así, ya en el siglo XII, nos encontraremos con versos como estos, que figuran, por supuesto, en todas las historias de la poesía lírica europea:

 

Farai un vers de dreit nien:
non er de mi ni d’autra gen,
non er d’amor ni de joven,
    ni de ren au,
qu’enans fo trobatz en durmen
    sus un chivau.
    (Guillermo de Aquitania)

 

    O estos otros:

 

Sediame eu na ermida de San Simon

e cercaronmi as ondas, que grandes son;

    ¡eu atendendo o meu amigo!     (Meendinho)

 

    Una y otra vez, poesía cantada, versos con música, estrofas con letra y partitura. ¿Cómo hemos podido olvidarlo? Al fin y al cabo, aún se conservan las notaciones originales de la Kalenda Maia de Raimbaut de Vaqueiras del siglo XII, las de algunas de los mejores lieder de los minnesänger y muchas de las Cantigas de Alfonso X en el XIII, varias de las baladas de Guillaume de Machaut del siglo XIV y un gran número de los villancicos de Juan del Enzina de principios del  XVI , estos últimos en el magnífico Cancionero de Uppsala, de origen italiano pero conservado durante siglos precisamente en Suecia:

 

Ojos garzos ha la niña:
¡quién se los namoraría!


Son tan bellos y tan vivos
que a todos tienen cautivos,
mas muéstralos tan esquivos
que roban el alegría.

 

    ¿Echó a perder Georges Brassens la Ballade des dames du temps jadis de François Villon, del siglo XV, por poner música a una canción de la que solo había llegado hasta nosotros el texto? ¿Es preferible disfrutar de una pieza artística incompleta, mejor solo texto, nada más que palabras?

    Por supuesto que no. No tiene sentido, después de una tradición de más de dos mil años de poemas escritos para ser cantados o acompañados con música, que nos resulte extraño que se incluyan en el ámbito de la más alta literatura las letras de unas canciones. Por el contrario, músicos como Bob Dylan, Leonard Cohen, Georges Moustaki o Joaquín Sabina han sido capaces de reconciliar de nuevo la más pura expresión lírica de los sentimientos con una música atractiva y próxima a sus oyentes, de acuerdo con una de nuestras más ancestrales, prolíficas y exitosas tradiciones. Léanse los siguientes versos, o mejor, escúchense en la voz del joven Dylan, y dígase a continuación si son dignos continuadores de los poemas recogidos más arriba.

 

You say you never compromise

With the mystery tramp, but now you realize

He's not selling any alibis

As you stare into the vacuum of his eyes

And ask him do you want to make a deal?

How does it feel? How does it feel?

To be on your own. With no direction home

Like a complete unknown. Like a rolling stone?

 

    Si lo son, como nosotros creemos, el Premio Nobel está bien concedido. Y el valor y el acierto de la Academia Sueca al reconocerlo ha de servir, sobre todo, para llamar la atención sobre una obviedad poco difundida, que buena parte de la mejor lírica de la segunda mitad del siglo XX ha quedado registrada en nuestros viejos vinilos. [E. G.]