NOBLEZA Y CREACIÓN LITERARIA EN EL RENACIMIENTO

BÁLINT BALASSI Y PHILIP SIDNEY

    A mediados del siglo XVI se había estandarizado en Europa la figura del noble cortesano, para el que el viejo concepto de la “caballería” poco tenía que ver ya con el caballero andante medieval. La caballerosidad era para entonces una forma de educación y de relaciones sociales ligada a la actividad cortesana. En una Europa en la que las cortes reales configuraban las formas más prestigiosas de la cultura laica, a quienes por su nacimiento o méritos se movían en ese ámbito se les presumía el dominio de ciertos “saberes”. Y por más que se insista en las particularidades regionales, estamos ante un modelo generalizado por todo el continente, lo cual, por otra parte, no es de extrañar dado el intenso contacto entre las diferentes cortes, que forzaba esa notoria homogeneidad. Pensemos que hacia 1560, el rey de España, Felipe II, se ha casado ya con una princesa portuguesa y una reina inglesa y se dispone a volver a hacerlo con una princesa  francesa  de madre florentina. A su vez, el hermano de esta princesa, el futuro Enrique III, será pretendiente de otra reina inglesa antes de conseguir que lo elijan rey de Polonia tras la muerte de Segismundo II, hijo a su vez de una Sforza milanesa.

    En este medio cortesano tan endogámico, una de esas habilidades que se le presuponían a un buen cortesano, junto con la gracia para el baile o el buen gusto en el vestir, estaba la habilidad en el arte de la poesía. Y no cabe duda de que esta predisposición favorable hacia la lírica, tan lejana de los estándares del éxito de hoy, hubo de ser uno de los factores fundamentales para que en el siglo XVI casi todas las literaturas vernáculas del continente gozaran de un periodo de auge creativo sin parangón hasta entonces. En ese contexto literario tan peculiar van a desarrollarse las vidas paralelas de dos de los más importantes poetas líricos de la época, el húngaro Bálint Balassi y el inglés Philip Sidney, escritores rigurosamente contemporáneos, al haber nacido ambos en el año 1554, Balassi solo un mes antes que Sidney, y buenos representantes ambos de dos de las muchas literaturas vernáculas periféricas de la época en Europa.

    En cuanto a sus orígenes sociales, ambos pertenecieron a importantes familias de la nobleza y en la Europa fracturada ya a mediados del siglo XVI por las guerras de religión, ambos practicaron el cristianismo reformado. Bálint (Valentín) Balassi, por herencia barón de Kékkő y de Gyarmat, nació en la fortaleza húngara de Zólyom (hoy, Zvolen, en Eslovaquia), por entonces al cargo de su padre, János. Bálint era el hijo mayor de una poderosa familia de la región, las llamadas Tierras Altas de Hungría, en la que destacaban sus tíos Menhyert (Melchor) Balassa e István (Esteban) Dobó. A mediados del siglo XVI, por lo poco que quedaba del antiguo reino de Hungría, ocupado en su mayor parte por los turcos después de la derrota de Mohács en 1526, se enfrentaban los emperadores de la casa de Habsburgo y los señores de Transilvania. Menhyert Balassa, el jefe de la familia, era, a mediados de siglo, uno de los hombres fuertes del reino pero también una figura de lealtad difusa, que no dudaba en cambiar de bando según sus intereses. István Dobó, a pesar de su heroica defensa de Eger en 1552, en 1569 fue acusado de traición junto con su cuñado, el padre de Bálint, y encarcelado en Bratislava, prisión de la que János Balassi escapó exiliándose con su familia a Polonia.

    Philip Sidney, por su parte, había nacido en la mansión familiar de Penshurst, en Kent, y era el hijo mayor de Henry Sidney y Mary Dudley, hija, a su vez, del duque de Northumberland. Tanto los Sidney como los Dudley eran importantes clanes de la nobleza inglesa pero va a ser el tío de Philip, Robert Dudley, primer conde de Leicester, el miembro de la familia más relevante de su tiempo como favorito de la reina Isabel durante varias décadas. El propio padre del escritor ocupó también alto cargos en la corte como Lord Presidente de Gales durante varias décadas y Lord Diputado para Irlanda en dos ocasiones. En cuanto al futuro poeta, su propio nombre parece debérselo al rey español Felipe II, que fue su padrino de bautismo mientras permaneció en Inglaterra con motivo de su boda con María I. Por cierto, entre los primeras obras de ambos poetas, Bálint y Philip, figuran sendos escritos dedicados precisamente a sus padres. Balassi traduce en 1572 del alemán una consolatoria dirigida a su padre huido a Polonia y Sidney, hacia 1575, una larga vindicación de la actuación del suyo durante su primera etapa de gobierno en Irlanda.

    Otro aspecto básico en el pensamiento de ambos escritores tiene que ver con su adscripción religiosa a la Reforma. Balassi creció en el seno de una familia protestante y tuvo como preceptor privado a una importante figura de la Reforma en tierras húngaras, el pastor luterano Péter Bornemisza. Además, desde los 14 años, continuó su formación intelectual en la ciudad de Núremberg, un importante centro del luteranismo, donde el futuro poeta residió durante esos años centrales de su juventud. Por lo que a Sidney respecta, su formación intelectual estuvo condicionada por su asistencia a las aulas de la recién fundada Shrewbury School, de ideario calvinista, y al Christ Church de la universidad de Oxford pero, sobre todo, por la terrible experiencia que vivió casualmente el día 24 de agosto de 1572 en París, donde asistió, desde su refugio en la embajada de Inglaterra, a la Matanza de San Bartolomé, en la que una turba enloquecida de católicos acabó con casi 3.000 hugonotes en una sola noche. Este episodio tiene que ver, por otra parte, con una serie de viajes que en la década de los 70 Sidney, como Balassi, va a realizar por Francia, el Imperio, Venecia, Polonia e incluso el reino de Hungría. Esta formación en el extranjero durante su juventud explica el amplio dominio de varias lenguas y literaturas que ambos poetas demuestran en sus obras, no solo el italiano y el latín, lenguas de cultura de la época, sino también el alemán o el polaco, en el caso de Balassi, y el español o el francés en el de Sidney.

    Así, encontramos a los dos poetas, en su mayoría de edad, integrados en sus respectivas cortes reales, la de Rodolfo de Hungría, en cuya coronación en Bratislava en 1572 estuvo presente Balassi, y la de Isabel de Inglaterra, a cuyo servicio trabajaba como embajador Sidney por esas mismas fechas. A partir de este momento, ambos van a consagrar su vida pública al servicio de su monarca, contra los turcos en el caso de Balassi y los españoles en el de Sidney. Recién regresada la familia Balassi a Hungría de su exilio en Polonia en 1572, los turcos ocupaban sus feudos del condado de Nógrád así como los castillos de Bala y Kékkő, núcleo del patrimonio familiar. En ese contexto bélico, el joven Bálint dio inicio a su carrera militar en una guarnición fronteriza pero el interés de su familia pasaba también por consolidar su posición en la corte de los Habsburgo, lo cual implicaba enfrentarse al pretendiente transilvano, Esteban Bathory. Por ello Balassi fue enviado por su padre en 1575 a una desafortunada expedición militar que debía unirse a las tropas insurrectas de Gaspar Békés. La aventura se saldó con una rápida victoria de Bathory y el apresamiento del poeta, quien, pese a todo, fue retenido con todos los lujos en la corte transilvana e invitado a acompañar a su propio captor a Cracovia para su coronación como rey de Polonia al año siguiente.

    La peripecia política de Sidney en esta primera etapa de su vida, en cambio, no tuvo que ver con la actividad bélica. En 1575, a su regreso del viaje continental, Sidney manifestó con firmeza su oposición a la boda del pretendiente católico francés, el duque de Alençon, con la reina Isabel. Esta toma de posición le llevó a enfrentarse con uno de los partidarios del enlace, el conde de Oxford, al que retó a duelo. La reina no solo prohibió el enfrentamiento sino que mostró su rechazo por la vehemencia del poeta, obligándole a retirarse de la corte durante un tiempo. Sin embargo, muy pronto, ya en 1576, lo hallamos de nuevo viajando por la Europa de la Reforma. En apariencia, su misión consistía ahora en llevar las condolencias de su reina a la corte de Viena por la muerte del emperador Maximiliano II, pero durante el trayecto se ocupó en fraguar una gran alianza con otros soberanos protestantes como Juan Casimiro del Palatinado, que permitiera una intervención en los Países Bajos a favor de los rebeldes holandeses y en contra de los intereses de España.

    Balassi y Sidney tienen hacia 1576 poco más de 20 años, época ineludible para el amor y la poesía en hombres de su condición social. En el caso del húngaro, la joven que va provocar sus desvelos va a ser la hermosa Anna Losonczy. Anna es huérfana de un héroe de la guerra contra los turcos y en principio parece sentirse atraída por un joven apuesto y aguerrido como Balassi pero, debido a la vida desordenada del poeta o por otras razones, rechazó las pretensiones del poeta para casarse con otro miembro de la nobleza. De estos primeros amores, convertidos en poesía durante su estancia en Polonia, datan los versos del ciclo de “poemas a Anna”, los más influidos por la poética renacentista heredada del Cancionero de Petrarca. Sin embargo, la pasión de Bálint por Anna va a prolongarse en el tiempo y tendrá ocasión de renovarse en la década de los 80 cuando, como veremos, el poeta acababa de divorciarse y su musa se había convertido en una joven viuda. De esta segunda etapa, entre 1588 y 1589, datan sus más importantes versos de amor, conocidos como “ciclo de Julia”, que acaban de nuevo con Anna casada con otro hombre y Bálint exiliado otra vez en Polonia.

    En el caso de Sidney, estos primeros poemas de amor juvenil frustrado van a tener como destinataria a Penélope Devereux, hija del primer conde de Essex, a la que el poeta había conocido en 1575, cuando ella solo tenía 12 años, y con la que, al parecer, estuvo a punto de contraer matrimonio. La joven, sin embargo, fue casada por sus tutores en 1581 con Lord Rich y alejada así, definitivamente del poeta. Para entonces Sidney había escrito ya su colección de sonetos petrarquistas Astrophel and Stella. Estos poemas doloridos que el poeta dirige a una joven cuyo amor no puede ser consumado forman parte del más antiguo bagaje cultural europeo desde los tiempos de los trovadores, a través del dolce stil nuovo de Dante. Por ello resulta muy difícil interpretar de forma ajustada hasta qué punto estas colecciones de versos van más allá de la mera retórica. Lo cierto es que, en cualquier caso, ninguno de los dos poetas vieron su vida familiar y social condicionada por la frustración de estos amores de juventud; más aún, ambos contrajeron matrimonio rápidamente y de acuerdo con consideraciones muy poco relacionadas en ambos casos con el sentimiento amoroso que anima sus poemas.

    Por otra parte, va a ser el muy diferente destino de estos enlaces, de solo 4 y 3 años de duración respectivamente, la mayor diferencia que podemos encontrar en la biografía de estos poetas. El matrimonio de Bálint Balassi fue un desastre sin paliativos. Buscando una forma de mejorar su situación estamental y económica, en 1584 el poeta se casó con su prima Krisztina Dobó, hija del ya mencionado István Dobó. Pero el poeta hubo de enfrentarse de inmediato a una serie de reclamaciones de su propio cuñado, Ferenc Dobó, basadas en el estrecho parentesco de los novios y en la pintoresca forma que tuvo el poeta de celebrar su enlace, ocupando por la fuerza de las armas la fortaleza real de Sárospatak con la excusa de su boda. Bálint fue acusado de incesto y traición y, a pesar de que el poeta se convirtió al catolicismo para salvar su matrimonio, este fue declarado nulo, su hijo János declarado ilegítimo, Krisztina lo abandonó y los esposos acabaron divorciándose en 1588. De una forma mucho menos estridente, Philip Sidney se casa en 1583 con Frances Walsingham, hija de sir Francis Walsingham, protector del poeta en la corte isabelina y uno de los políticos más influyentes del momento. El matrimonio contó pronto con descendencia, una niña llamada Isabel en honor a su madrina, la reina, pero duró poco tiempo debido a la muerte prematura del poeta. Y es que en la brevedad y destino final de sus vidas también coincidieron las trayectorias de Balassi y Sidney, aunque, en este caso, fue el poeta inglés quien tomó la delantera.

    La determinación de Sidney a favor de la intervención de Inglaterra en contra de España se concretó definitivamente en 1585 al ser nombrado el poeta gobernador de Flesinga, en unos Países Bajos sublevados contra Felipe II. El poeta se trasladó de nuevo al continente para tomar el mando de la ciudad e intervenir en los combates a las órdenes de su tío, el conde de Leicester, nombrado Gobernador General de los Países Bajos. Tras algún éxito en las primeras operaciones militares, el desenlace se produjo durante la cruenta batalla de Zuphten, el día 22 de septiembre de 1586. Ese día, las fuerzas españolas de Alejandro Farnesio forzaron con éxito el cerco al que la ciudad de Zuphten se había visto sometida por tropas inglesas. Hacia el final del combate y tras ser descabalgado, el poeta recibió un disparo de bala en el muslo que le obligó a retirarse de la batalla. Como era habitual entonces, la herida se infectó y Sidney moría de gangrena 26 días después, el 17 de octubre de 1586, sin llegar a cumplir los 32 años. Llaman la atención las enormes coincidencias del relato de la muerte de Bálint Balassi. El poeta húngaro, tras un corto exilio en Polonia, volvió a su país en 1593 para tomar parte en lo que hoy se conoce como Guerra de los 15 años, la primera gran campaña húngara contra los turcos. En los primeros combates Balassi consiguió liberar algunos de los castillos de su familia en la Alta Hungría, pero en la primavera del año siguiente, halló la muerte en el sitio de Ezstergom: el 19 de mayo el poeta húngaro fue herido también, como el inglés, por una bala en el muslo e, igualmente, infectada la herida, moría unos días después tras una larga agonía.

    En cuanto a su producción literaria, hemos hablado antes solo de las similitudes más evidentes, en la poesía lírica y amorosa de ambos poetas, pero, como es lógico en escritores que se movieron en ambientes tan similares, coincidieron también en otros ámbitos literarios. Ambos se sintieron atraídos, por ejemplo, por la literatura pastoril, tan de moda en la época. Balassi adaptó al húngaro Amarilli, una comedia pastoril italiana de Cristóforo Castelletti, con el título de Una bella comedia húngara, mientras que Sidney desarrolló el tema pastoril tanto en sus églogas del The Shepheardes Calender como en la Arcadia, una novela pastoril en la línea de la Diana del español Jorge de Montemayor, algunos de cuyos poemas también tradujo. Por último, las obras más famosas de Balassi durante siglos han sido sus poemas religiosos, entre los que se cuentan algunas traducciones de los Salmos, a los que también Sidney dedicó buena parte de su quehacer poético. [E. G.]