HÚNGARO: LA LENGUA DE LOS MAGIARES

 

   El húngaro, idioma oficial de Hungría, es una de las pocas lenguas europeas que pertenecen a la familia lingüística conocida como fino-ugria, que, además del húngaro incluye al finés y al estonio, estas dos con un parentesco mucho más estrecho. Las tres, sin embargo, tienen un origen común prehistórico en la zona de los Urales, junto oras lenguas urálicas como las samoyedas. 

   Esta relación originaria, basada, sobre todo, en rasgos morfológicos internos, se ha visto muy condicionada por la peculiar evolución histórica del húngaro. Las tribus magiares procedentes de los Urales convivieron durante siglos en regiones cercanas al Cáucaso, con otras culturas como los jázaros y los turcos, que influyeron mucho en su lengua, sobre todo en el ámbito del vocabulario. Finalmente, el establecimiento de los húngaros en la llanura panónica a lo largo del siglo IX, fijó el húngaro como lengua de cultura en esa región de Centroeuropa. En la actualidad, se habla también en antiguos territorios húngaros de Transilvania (Rumanía), y en localidades serbias, croatas, ucranianas y eslovacas cercanas a la frontera húngara. En total, el número de hablantes es de unos 14 millones, de los cuales casi 10 millones se encuentran en Hungría.

   El húngaro difiere de la mayoría de las lenguas europeas en que no pertenece a la familia indoeuropea. En este sentido, una de sus principales diferencias morfológicas es su carácter aglutinante, es decir, las palabras en húngaro se construyen mediante la adición de morfemas concatenados: plural, casos, posesivos, verbales, etc.

   Todos los fonemas pueden ser cortos o largos por lo que la grafía acentúa las vocales largas (á, ő) y dobla las consonantes (pp, kk). Así, sus catorce vocales pueden dividirse así en siete cortas (a, e, i, o, ö, u, ü) y siete largas (á, é, í, ó, ő, ú, ű) según su cantidad. También existe lo que se conoce como armonía vocálica: Las vocales pueden dividirse en anteriores (e, é, i, í, ö, ő, ü, ű) y posteriores (a, á, o, ó, u, ú) y la mayoría de las palabras toman sus vocales de uno u otro conjunto.

   Desde el punto de vista de la escritura y la literatura, el húngaro no aparece en la Historia hasta el siglo IX. Parece ser que en un primer momento se escribió con una especie de runas, de las que se tienen pocos testimonios y ninguno literario. Con la cristianización del país, a partir del año 1000, el húngaro adoptó el alfabeto latino, pero fue necesario utilizar acentos y reduplicar las consonantes para poder recoger los sonidos propiamente húngaros.

   Su primera obra literaria son las Lamentaciones de María, del siglo XIII, una mera traducción de un texto latino anterior. Hace falta llegar al siglo XVI para dar con el primer escritor húngaro importante, Bálint Balassi (1554–1594) que escribió lírica amorosa, de guerra y religiosa. Casi un siglo después, la obra más significativa del escritor barroco Nikola Zrinski (1620–1664) es el poema épico Szigeti veszedelem, sobre la batalla de Szigetvár, a la manera de la Ilíada.

   En el siglo XVIII destacan Dániel Berzsenyi, que compuso odas horacianas, y el transilvano Kelemen Mikes, autor de unas Cartas desde Turquía. A comienzos del siglo XIX, surgió en Pest el "Círculo Aurora", con los hermanos Kisfaludy. Sin embargo, el poeta que consiguió escribir una épica nacional húngara fue Mihály Vörösmarty, autor de La huida de Zalán, en 1825, basado en el relato de la conquista de Hungría por los Árpáds En esta época también se desarrolló por primera vez el teatro en húngaro, con la fundación del Teatro Nacional de Hungría (1837) y la obra de József Katona Bánk Bán, estrenada en 1839. 

   También al movimiento Romanticismo pertenece Sándor Petőfi, el considerado "poeta nacional" de Hungría. Su poesía bebe fundamentalmente de fuentes populares y folklóricas, y en ella adopta distintas voces y personalidades, en ocasiones con intención satírica. 

   Ya en el siglo XX hay que mencionar al gran poeta de tendencia socialista, Attila József, considerado uno de los mejores escritores del país, o las experimentaciones vanguardistas del grupo de Lajos Kassák. Posteriormente y aunque su trayectoria literaria nació y se estableció sólidamente durante el periodo de entreguerras, Sándor Márai es quizás el autor que mejor representa a la literatura húngara del periodo comunista.

   Tras la caída del régimen comunista el escritor húngaro Imre  Kertész  recibió el Premio Nobel de Literatura en 2002 y Lászlo Krasznahorkai el de 2025, pero también hay otros autores más jóvenes, como Péter Esterházy, todavía poco conocidos fuera de su país de origen.