SALVO MONTALBANO: COSTUMBRISMO CRIMINAL EN SICILIA

Andrea Camilleri: La pirámide de fango, Salamandra, 2015.

        

I: SALVO MONTALBANO

 

    Desde 1994 -La forma dell’acqua- hasta este 2018 -Il metodo Catalanotti-, es decir, durante 24 años ininterrumpidos, el escritor italiano Andrea Camilleri lleva escritas 26 novelas y 5 colecciones de relatos protagonizadas por el comisario Salvo Montalbano, de la Polizia di Stato italiana. Sacar la proporción es fácil y nos sitúa ante una de las serie más largas, continuadas y famosas de todas las propuestas literarias de novela negra europeas en toda su historia. Además, si al éxito de la producción de Camilleri añadimos el de la versión televisiva de la misma serie, que viene proyectándose en la RAI desde 1999, con excelentes resultados de audiencia, y una amplia difusión por más de veinte países de todo el mundo, podemos ir haciéndonos una idea de la inmensa popularidad e influencia de este autor y de su personaje.

    En sus orígenes, el comisario Montalbano, como su propio apellido sugiere, fue creado a partir del detective protagonista de las novelas policiacas españolas de Manuel Vázquez Montalbán, Pepe Carvalho, de quien ya hemos hablado en estas páginas. Sin embargo, Camilleri trasladó al investigador privado barcelonés a una comisaría típica de la policía nacional italiana, rodeándolo de un pequeño y atractivo grupo de colaboradores, a la manera de la “corte de los milagros” del propio Carvalho, pero también vinculados al mundo funcionarial de la policía. De este modo dio forma a un molde narrativo de éxito que, a su vez, fue secundado de inmediato, en versión ateniense, por el griego Petros Márkaris en la figura de su también comisario Kostas Jaritos. Resulta sencillo y atractivo percibir esa pintoresca continuidad que fluye desde la desolada insatisfacción del cínico Carvalho hasta la familiaridad cotidiana de la cocina de Adrianí.

    De hecho, el recurso a la preparación de las comidas y a las recetas de platos típicos catalanes, sicilianos o atenienses es una de las marcas de identidad de estas tres series policiacas de fama internacional, de difícil parangón en cualquier otro relato de novela negra europea al norte del paralelo 42. Pero, por supuesto, la serie narrativa del comisario Montalbano presenta también características propias que la identifican. La más importante es la localización geográfica en la localidad ficticia de Vigàta, en la provincia de Montelusa de la isla de Sicilia, ciudad y provincia que se corresponden en la realidad con Porto Empedocle y Agrigento, respectivamente.

    El contexto siciliano en el que se desarrollan las novelas se impone con fuerza en la serie de varias maneras. Por un lado, desde un punto de vista literario, el autor aprovecha de forma muy inteligente la presencia de la Mafia en el tejido social de la isla. No pretende escribir sobre los entresijos más tópicos de la “cosa nostra” ni mucho menos publicar sicilianadas a la sombra de El Padrino. De forma más realista e interesante, en buena parte de las novelas de Montalbano la Mafia es un telón de fondo que se presupone y los crímenes giran en torno a la corrupción intrínseca que esa perturbación asumida hace inevitable. Por otro lado, Sicilia se apodera también de toda la serie narrativa con sus paisajes, su sabor local, no solo gastronómico, y, sobre todo, con su lenguaje. Es cierto que las traducciones que leemos no pueden ofrecernos toda la gama de matices que aprovecha Camilleri en su recreación del dialecto siciliano de sus personajes pero, aun con todo, las ediciones en castellano mantienen una buena parte del vocabulario dialectal del original, sobre todo, en el habla prodigiosa de Cattarella, el ayudante del inspector en el que el dialectalismo, los idiolectos y las meras barbaridades crean un conjunto lingüístico personalísimo e identificativo.

    Por último, habrá que aludir también en esta introducción a la levedad esencial de los crímenes que ha de resolver el comisario. La mayor parte de ellos son asesinatos aislados vinculados a tramas de corrupción tan comunes como de poca envergadura. Los métodos de Montalbano actúan en consecuencia: mucho ingenio, pruebas periciales mínimas y la capacidad del protagonista para interpretar de forma correcta la mentalidad, los intereses y la forma de actuar de sus paisanos. No en vano Montalbano no es menos siciliano que Camilleri, su creador, o que los criminales a los que investiga.

 

II: LA PIRÁMIDE DE FANGO / LA PIRAMIDE DI FANGO

 

    La pirámide de fango fue publicada en Palermo en 2014. No supone ninguna novedad ni ruptura alguna en la narrativa del autor en relación con el resto de la serie Montalbano ni tenemos por qué concederle ningún valor literario adicional, que no tiene. Se trata, pues, de una novela típica de la serie y desde ese punto de vista parece oportuno seleccionarla en este momento.

    La situación de partida es típica: Montalbano sigue viviendo solo en su casa de Marinella, desde donde mantiene su lánguida relación amorosa con Livia Burlando, al otro lado del teléfono, en Génova. En el despacho de la comisaría mantiene igualmente la cotidiana convivencia con sus ayudantes, el vicecomisario Mimì Augello y el comisario jefe Giuseppe Fazio, al igual que con el torpe y voluntarioso Agetino Cattarella que, como siempre, provoca más de una situación cómica y embarazosa. Y de forma también previsible, continúa, con el apoyo de su amigo Nicolò Zitto, periodista de Retelibera, su ya largo enfrentamiento a través de las ondas con sus enemigos políticos, representados por Pippo Ragonese, director y locutor de TeleVigàta. La estructura básica de la novela responde hasta tal punto a un modelo bien definido que el lector no puede dejar de preguntarse si el éxito del modelo original y, sobre todo, de la serie televisiva, no impone de antemano al autor el planteamiento mínimo previo de todas estas novelas.

    En cualquier caso, a partir de este esquema inicial se desarrolla la investigación del crimen particular en el que se centra la novela, en este caso el de un joven hallado muerto a la entrada de una obra, junto a una bicicleta. Las pesquisas en torno al asesinato conducirán a Montalbano en dos direcciones aparentemente divergentes. Por un lado, la desaparición de la joven y bella esposa alemana del difunto atrae las sospechas de la policía hacia ella y la posibilidad de un crimen pasional; por otro, el hecho de que el muerto trabajara como contable en una turbia empresa constructora de la zona aconseja investigar también en un ámbito mucho más sucio, más lleno de “fango”, el de la corrupción en las contratas de obra pública.

    Como es habitual en estas novelas, la resolución del crimen es rápida y relativamente sencilla y, también de una forma un tanto tópica, los procedimientos del comisario para aclarar lo sucedido tienden a esquivar las cortapisas protocolarias de la legalidad. Para el protagonista, saber lo que ha podido suceder no resulta muy difícil; su ingenio ha de centrarse en la forma de conseguir las pruebas que le permitan llevar a los culpables ante la justicia. En este sentido, conocer el funcionamiento interno de las redes de corrupción administrativa y económica sicilianas le facilita sus movimientos en ese mismo terreno de labilidad legal.

    En resumen, pues, La pirámide de fango no aporta nada novedoso a la narrativa policiaca de Camilleri pero representa un magnífico ejemplo de las características principales y de las mejores virtudes de este tipo de relatos. La novela no pretende ir más allá de un sencillo entretenimiento en el que asistimos a la relativamente cómoda resolución de un caso criminal que refleja alguna de las típicas carencias y perversiones sociales de Sicilia y, por extensión, de la propia Italia. Resulta agradable seguir las investigaciones y las deducciones del comisario, ver cómo sortea los problemas, sobre todo procedimentales, a los que se enfrenta y asistir a ratos a su peculiar vida íntima y a sus relaciones sociales. Ante La pirámide de fango no se puede hablar, por supuesto, de una gran novela pero tampoco creo que nadie rechazara volver a leer en algún momento un nuevo libro de este tipo. [E. G.]