JACOPO DA VARAGINE: EL GRAN HAGIÓGRAFO MEDIEVAL

    Jacopo da Varagine es el nombre italiano con el que más comúnmente se conoce a Jacopo de Fazio, también llamado Giacomo da Varagine y, en su versión castellana, Santiago de la Vorágine. Nacido en la ciudad ligur de Varazze -de donde su apellido-, en el litoral genovés, en 1228, entró en la orden dominica muy joven, en 1244, pero pronto fue nombrado prior de los conventos de Como, Boloña y Asti. En 1267 la orden lo eligió provincial para toda Lombardía, responsabilidad en la que se mantuvo de forma casi continuada hasta 1286. A continuación alcanzó incluso, aunque de forma provisional, la dignidad de vicario general de todos los dominicos entre 1283 y 1285. Esta posición de privilegio dentro de su orden a lo largo de toda su vida resulta esencial para explicar la inmensa difusión de su Leyenda dorada sobre todo a través de los conventos de frailes predicadores.

    En 1288, la ciudad de Génova envió al escritor ante el Papa para pedir el levantamiento a los genoveses de la pena de excomunión a que se les había condenado por apoyar a los sicilianos y aragoneses contra el rey Carlos. Finalmente, Jacopo da Varagine ocupó la sede del arzobispado de Génova entre 1292 y 1298, año de su muerte. En ese cargo se distinguió particularmente por su determinación para pacificar a güelfos y gibelinos, lo que consiguió en 1295. Su culto como beato, iniciado de forma popular al poco de su muerte, fue confirmado en 1816 por el papa Pio VII. Sus restos mortales se conservan en la capilla dedicada a él en la iglesia de Santo Domingo, en su Varazze natal.

    De acuerdo con la tradición, este hagiógrafo dominico habría llevado a cabo también una de las primeras traducciones de la Biblia a una lengua vulgar pero lo cierto es que no ha llegado hasta nosotros ninguna copia ni fragmento. En cualquier caso, su fama como escritor se debe en realidad a una recopilación de vidas de santos titulada Legenda aurea (Legenda sanctorum), compilada a partir de mediados del siglo XIII -el primer manuscrito conservado es de 1260- y reelaborada por el autor hasta su muerte. La obra, que fue escrita en latín y rápidamente difundida en versiones populares, tuvo una gran influencia en la posterior literatura religiosa y sirvió como importante fuente iconográfica para numerosos artistas medievales de toda Europa. De hecho, han llegado hasta nosotros más de 1.400 manuscritos de la obra, que testimonian su gran trascendencia cultural y amplia difusión.

    También en latín compiló una Crónica genovesa (Chronicon Ianuense) que trata de la historia de Génova desde los orígenes hasta 1297 y redactó dos volúmenes anónimos de Sermones sobre los Santos, los Sermones de omnibus evangeliis dominicalibus y el tratado llamado Marialis, con 160 discursos de todo tipo sobre la Virgen.

 

PRINCIPALES OBRAS

 

    Chronicon Ianuense

    Legenda aurea