CALDERÓN: PERFECCIONANDO UN MODELO REGIONAL

 

    El dramagurgo español Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en el año 1600. Hijo menor de una familia hidalga ligada a la corte, su padre lo destinó a entrar en religión, por lo que comenzó sus estudios en el colegio de los jesuitas de Madrid. De allí pasó a la Universidad de Alcalá y a la de Salamanca, donde se graduó en Derecho, sin llegar a ordenarse. Por el contrario, decidió abandonar la carrera religiosa por la militar y durante un tiempo llevó una vida desordenada de pendencias –llegó a vinculársele con un homicidio- y juego, enfrentado a su propia familia. Acaso por todo esto, entró al servicio de grandes miembros de la nobleza  española , en cuyos séquitos viajó por Flandes y Lombardía entre 1623 y 1625. Como soldado, Calderón se distinguió durante el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de secesión de Cataluña (1640) pero fue herido durante el sitio de Lérida, como consecuencia de lo cual obtuvo la licencia absoluta en 1642 y una pensión vitalicia.

    Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, fue estrenada en Madrid con motivo de la visita de Carlos, príncipe de Gales, en 1623, y desde 1625, gracias al  éxito de obras como El príncipe constante y La dama duende, se ganó el favor del rey, y proveyó a la Corte de una gran cantidad de piezas teatrales, sobre todo para el recién inaugurado Coliseo del Palacio del Buen Retiro, que se entrenó en 1634 con una obra suya escrita para la ocasión.

    Muerto Lope en 1635, Calderón se convirtió en el más popular de los dramaturgos españoles durante la década de los años treinta con sus piezas para los corrales de comedias madrileños de la Cruz y del Príncipe. Además, como responsable del Coliseo, para el que escribió muchos y muy refinados espectáculos dramáticos, contaba con la colaboración de hábiles escenógrafos, como el florentino Cosme Lotti, y expertos músicos que le permitieron dar forma a las primeras zarzuelas y espectáculos operísticos. En estos encargos palatinos cuidaba de todos los aspectos y detalles de la representación y asistía además a los ensayos como director de escena. De esa época datan sus obras más ambiciosas, para las que requería música y una compleja escenografía.

    A mediados de los cuarenta fueron decretados sucesivos cierres de los corrales de comedias a causa de diversos fallecimientos ocurridos en la familia real. A ello contribuyeron también las presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro. Esto hizo que desde 1644 hubiera cinco años sin representaciones. La reapertura de los corrales en 1649 coincidió con un cambio trascendental en la biografía de Calderón, que se ordenó sacerdote en 1651. Desde entonces dio prioridad a la composición de autos sacramentales, género teatral que perfeccionó y llevó a su plenitud, pues se avenía muy bien con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas. En cualquier caso, seguía componiendo espectáculos para los reyes en el Palacio del Buen Retiro, aunque a partir de este momento se inclinará más por los temas mitológicos.

    Calderón llegó a convertirse en un personaje muy respetado e influyente, modelo para una generación entera de nuevos dramaturgos como Agustín Moreto y Francisco de Rojas Zorrilla, sus más importantes discípulos. Ya en 1636 el Rey lo había nombrado caballero de la Orden de Santiago y a partir de ese mismo año habían comenzado a aparecer las distintas “partes” en las que se editaron sus comedias. Además de ser durante décadas el dramaturgo más celebrado de la corte, en 1663 Felipe IV siguió distinguiéndolo al designarlo como su capellán de honor. Por último, en 1677 se publicará también la primera parte de sus autos sacramentales. Pese a todo, al final de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, hasta su fallecimiento en 1681.

    La obra teatral de Calderón de la Barca marca la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI por Lope de Vega. Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción dramática consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales y otras obras menores. Aunque menos fecundo que Lope, su obra resulta técnicamente superior a la de aquel, convirtiéndose en un pleno espectáculo barroco al que el autor agrega además una especial sensibilidad para la escenografía y la música. Aunque reduce la riqueza polimétrica del teatro lopesco, Calderón sistematiza la exuberancia creativa de su modelo y perfecciona la estructura de sus obras, construyendo la pieza en torno a un protagonista exclusivo.

    En el cultivo del tema del honor destaca Calderón en obras como El alcalde de Zalamea, en que se enfrentan el honor individual (o lo que es lo mismo, la dignidad humana) con el honor corporativo o de clase. En otras ocasiones aborda las pasiones amorosas que ciegan el alma, en especial los celos patológicos que aparecen en El médico de su honra. En un segundo registro, el dramaturgo inventa una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Escribe entonces fundamentalmente dramas filosóficos o teológicos, autos sacramentales y comedias mitológicas o palatinas. En este segundo registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar.

    Su personaje más conocido es el angustiado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la pieza cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: la libertad o el poder de la voluntad frente al destino y la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño.

 

PRINCIPALES OBRAS

    La cisma de Ingalaterra (1627), comedia histórica.

    Casa con dos puertas, mala es de guardar (1629), comedia de capa y espada.

    El príncipe constante (h. 1629), comedia hagiográfica

    La dama duende (1629), comedia de capa y espada.

    La cena del rey Baltasar (1632), auto sacramental.

    El gran teatro del mundo (1635), auto sacramental.

    El mayor encanto, Amor (1635), comedia cortesana

    A secreto agravio, secreta venganza (1636),drama de honor.

    La vida es sueño (1636) drama filosófico.

    El médico de su honra (1637), drama de honor.

    El mágico prodigioso (1637), comedia hagiográfica

    Psiquis y Cupido (1640), auto sacramental.

    El alcalde de Zalamea (1651), drama de honor.

    La fiera, el rayo y la piedra (1652), comedia cortesana.

    La hija del aire (1653), drama filosófico.