E. ZOLA: COMPROMISO SOCIAL Y NATURALISMO

    Émile Zola nació en París en 1840 pero su padre, ingeniero público de origen veneciano, hubo de trasladarse en 1843 a Aix-en-Provence. Tras su repentina muerte en 1847, madre e hijo regresaron a París, donde el futuro escritor vivirá en modestas condiciones, sin conseguir siquiera aprobar el bachillerato. Pese a ello, desde muy joven, Zola se apasionó por la literatura, decidido a ser escritor profesional. Desde 1862 trabajó durante cuatro años en la librería Hachette, en un ambiente positivista y anticlerical. Hacia 1864, al mismo tiempo que publica sus primeros artículos y Los cuentos a Ninon, su primer libro, conoce a Alexandrine Meley, aunque, debido a sus dificultades económicas, no llegará a casarse con ella hasta 1870. Ya para entonces su relación con la prensa es muy intensa pues publica crítica literaria y artística en diferentes periódicos antigubernamentales, que sacan a la luz, igualmente, un centenar de cuentos suyos. A partir de entonces y durante toda su vida sus principales novelas aparecerán por entregas en la prensa popular.

    Como periodista, en 1868 entra a trabajar en el semanario republicano La Tribuna, donde pone en práctica su talento como polemista con finas sátiras antiimperiales y tras la guerra franco-prusiana se dedica, sobre todo, a la crónica parlamentaria, siempre contra gobiernos reaccionarios, lo que le causará una y otra vez diversos problemas judiciales. En realidad, a Zola la acción política no le interesaba y no llegó a ser nunca candidato por ningún partido pero siempre se comprometía con causas sociales, artísticas o literarias que le parecían justas. Fue un intelectual moderado y un moralista independiente, lo que le opuso de forma clara al orden social imperante.

    Tras largos años de dificultades económicas, su situación personal se estabiliza con el enorme éxito de La Taberna en 1877. A partir de este momento, la publicación regular y exitosa de la serie de los Rougon-Macquart le permite abandonar su trabajo de periodista, que no retomará hasta el affaire Dreyfus en 1897. Con la publicación de Nana en 1879 provoca un nuevo escándalo por usar como protagonista a una prostituta, pero la obra es un inmenso éxito editorial tanto en Francia como en el extranjero. Germinal, sobre los mineros y la huelga aparece en 1885. Es la novela más trabajada y documentada de su autor, que se trasladó a la zona hullera del norte de Francia para documentarse. En este caso, incluso sus mayores críticos hubieron de reconocerle su inmenso talento. De hecho, Zola llegó a recibir la Legión de honor en 1888, aunque, tras el escándalo de “J´accuse…!”, este título honorífico le será retirado para siempre. También fue presidente de la Sociedad de la Gente de Letras en la década de los 90, desde donde defendió los derechos de la propiedad intelectual de los escritores.

    Su actuación pública más relevante tuvo lugar durante el caso Dreyfus, en 1898, posicionándose públicamente contra el antisemitismo del ejército. Zola publicó su famoso artículo “J´accuse…!”, en L’Aurore con una tirada de 300.000 ejemplares que se agotaron de inmediato. Acusado por el gobierno de difamación, fue condenado a un año de prisión, por lo que Zola marchó al exilio a Gran Bretaña, de donde solo regresará once meses después, cuando la revisión de su juicio lo declare inocente. Su implicación personal en este famoso caso de abuso de poder, que lo convirtió en un adalid de la tolerancia y de la justicia ante buena parte de la sociedad francesa, le obligó a vender sus bienes para hacer frente a su defensa y sobrellevar la acusación de traidor a la patria.

    En los años 90, dando por concluido el ciclo de los Rougon-Macquart, Zola escribe una serie de novelas sobre el hecho religioso, entre las que se encuentra Lourdes, de 1894, incluida en el Index católico ese mismo año. Y aún proyectará un nuevo ciclo narrativo, Los cuatro evangelios, que no llegará a terminar. La primera obra, Fecundidad, se publicó en 1899, ya casi al final de su vida, pues Zola murió asfixiado por el humo en su propia casa en 1902.

    En cuanto a su vida personal, hacia 1888 Zola se había enamorado de una joven criada de 21 años, con la que tendrá sus dos únicos hijos. Esta relación puso su matrimonio al borde del divorcio pero finalmente Alexandrine aceptó criar a los niños e incluso los hizo reconocer como hijos del escritor.

    Desde el punto de vista de la historia de la literatura, Zola fue, ante todo, el creador y principal teórico del naturalismo, corriente narrativa que acentuará los rasgos más relevantes del Realismo de mediados de siglo. En una primera época, se limita a rechazar el Romanticismo, pero a partir de 1878 introduce la noción de método experimental, que convierte a la novela en un estudio del temperamento y de la influencia sobre el ser humano del medio y de la herencia. Como observador, el novelista acumula informaciones sobre la sociedad y sobre las condiciones de vida de los personajes y, como experimentador, construye una trama que reúne los hechos y una mecánica que los encadena. El personaje naturalista es, así, la consecuencia determinada de constantes físicas, sociales y biológicas. La preponderancia de Zola en el medio naturalista es indiscutible y el debate se catalizará en torno a él y a la llamada Escuela de Medan, a la que pertenecerán el primer Huysmans y Maupassant. Sin embargo, aparte de la obra de Zola y aunque entre sus amistades literarias se encontraban también los hermanos Goncourt, Flaubert o Turguéniev, el naturalismo francés no dio grandes obras. Es más, aunque a lo largo de su vida Zola intentó unas veinte veces entrar en la Academia, nunca logró conseguirlo.

    Zola destacó por su laboriosidad y su constancia, consagrado por completo al trabajo literario. Escribía de tres a cinco páginas al día, es decir, una novela de dos volúmenes al año, con toda regularidad. La serie de los Rougon-Macquart, concebida como la historia natural y social de una familia del Segundo Imperio, se desarrolla en una docena de individuos aparentemente diferentes pero profundamente ligados por la herencia común. Será una nueva “comedia humana” al estilo de Balzac, proyectada desde el principio como un proyecto completo. Zola había previsto diez volúmenes pero el éxito le hizo ampliarlo hasta los veinte. El ciclo se basa en la historia de una familia formada por dos ramas, a través de cinco generaciones: los Rougon, la familia legítima, pequeños comerciantes y burgueses provincianos, y los Macquart, la rama bastarda, campesinos, braceros y contrabandistas que se enfrentan al problema común del alcoholismo. Algunos van a alcanzar lo más alto de la sociedad del Imperio mientras que otros van a hundirse víctimas de sus fracasos sociales y de su herencia. La escritura de esta serie constituyó la principal preocupación del escritor durante 25 años de su vida.

PRINCIPALES OBRAS

    Thérèse Raquin, 1867.

    La taberna, 1878.

    Nana, 1880.

    Germinal, 1885.

    La bestia humana, 1890.

    Lourdes, 1894.

    Fecundidad, 1899.