J. DE ESPRONCEDA: PARADIGMA DEL ROMANTICISMO ESPAÑOL

 

     Vida y obra son en Espronceda una especie de síntesis de los rasgos más característicos de los poetas líricos del Romanticismo europeo. Su vida reproduce sus habituales pasiones por la libertad individual, más allá de las normas sociales establecidas, y por la libertad social y política, comprometida con las ideas revolucionarias heredadas de la Revolución francesa; su obra pretende ser el reflejo literario de esas ideas así como de la propia trayectoria vital del autor, confundiendo creador y personaje en un único ente artísitico, vida y obra en una misma manifestación personal, de acuerdo con el modelo heredado de Lord Byron. Sin embargo, en el caso de Espronceda el correlato más cercano y más ilustrador de estas “vidas paralelas” del Romanticismo no va a ser el poeta británico sino otro escritor al que también hemos dedicado una entrada en esta Antología, el poeta portugués Almeida Garrett.

    José de Espronceda, hijo de un militar de carrera, nació de forma accidentada en año 1808, viéndose involucrado desde su propio nacimiento en la Guerra de la Independencia contra a los franceses. Desde muy joven Espronceda se sintió atraído al mismo tiempo por la poesía y por el liberalismo político: en 1825, con solo 17 años fue encarcelado por conspirar contra el absolutista Fernando VII y durante su confinamiento comenzó a escribir su primera obra importante, el Pelayo. Una vez liberado, decidió marchar al exilio a Portugal primero y a Londres y París después. En esta última capital llegó a involucrarse en los combates revolucionarios de 1830. Finalmente, en 1833, tras la muerte de Fernando VII, se acogió a la amnistía política decretada por la regente María Cristina y, con todo el grueso de políticos liberales exiliados, regresó a España para apoyar el reinado liberal de Isabel II durante la Primera Guerra Carlista.

    Estos seis años pasados en el exilio son fundamentales tanto para la formación literaria del escritor como para su vida personal. En el ámbito estético, su estancia en en Londres, donde tras la muerte de Lord Byron, Shelley y Keats el Romanticismo gozaba de todo el prestigio del que había carecido antes, y en el París en el que el joven Víctor Hugo, recién publicada Nuestra Señora de París y estrenado Hernani, había consolidado la identidad entre Romanticismo y Liberalismo, la identificación del poeta con esa corriente cultural es absoluta. En el ámbito personal son también los años del gran escándalo sentimental que provoca cuando, enamorado de una mujer casada, Teresa Mancha, Espronceda la rapta de su domicilio y vive amancebado con ella en París.

    El regreso de Espronceda a España en la década de los años 30 lo convierte en la punta de lanza de la nueva estética literaria en un ambiente cultural que el reinado absolutista de Fernando VII había impedido que se desarrollara de acuerdo con la cronología estandarizada del resto de las regiones europeas. De este modo, a partir de 1833 España vive una década de explosión romántica, durante la cual se ponen en práctica todas las novedades técnicas, formales y temáticas que habían ido imponiéndose en el resto de Europa durante las tres décadas anteriores. En este contexto, José de Espronceda consigue convertirse en el representante máximo de esta nueva tendencia político-literaria haciendo incursiones en todos los géneros, al mismo tiempo que no deja de intervenir en política y de llevar una vida personal tumultuosa y al margen de las convenciones sociales.

    De mediados de los años 30 son sus poemas líricos más representativos como la Canción del pirata o A Jarifa en una orgía, en donde recoge los temas más típicos de su admirado Lord Byron. También es de esa época su tragedia Blanca de Borbón, de ambientación medieval, y su novela histórica Sancho Saldaña, escrita a la manera de Walter Scott. Y del año 1836 data también el inicio de la redacción de su gran epopeya El estudiante de Salamanca, un cuento en verso escrito a la manera de El corsario o de Ruslan y Liudmila. Las pretensiones del autor, el acierto artístico y el éxito popular de este poema consagró definitivamente a Espronceda como el poeta español más importante de su tiempo.

    Esa trascendencia literaria corría pareja ensu época con una notoria presencia social en la vida política de la nación. Cada vez más radicalizado en sus ideas liberales, durante estos años participa en conspiraciones, motines y sublevaciones contra los sucesivos gobiernos moderados de la Regencia de María Cristina. Por ello, ya en 1840, al iniciarse la Regencia del general Espartero, más radical, la posición política de Espronceda se consolida: es elegido diputado en Cortes y nombrado secretario de la legación española en los Países Bajos. Además, su presencia pública se potencia gracias a su enorme activismo en el campo del periodismo, publicando artículos políticos en periódicos de amplia difusión y escribiendo panfletos propagandísticos como El Ministerio Mendizábal en 1836 contra sus enemigos moderados.

    Un último aspecto a tener en cuenta es su propia evolución sentimental. Aunque al regreso de su exilio mantiene durante un tiempo sus relaciones adúlteras con Teresa, con la que tiene una hija, la pareja finalmente, hacia 1836, sufre una violenta ruptura de la que quedarán huellas significativas tanto en el argumento de El estudiante de Salamanca como en el Canto a Teresa de El diablo mundo. Pocos años después, sin embargo, hacia 1841 coincidiendo con la nueva situación política, la vida sentimental de Espronceda parece serenarse cuando conoce a Bernarda de Beruete, con la que estuvo a punto de casarse. Son estos los años en los que Espronceda da inicio a su más ambicioso proyecto literario, una gran epopeya de la Humanidad, a la manera de la segunda parte del Fausto de Goethe, que comienza a publicar en 1840 con el título de El diablo mundo y que dejará incompleta. Desgraciadamente, a principios del 1842, en la cima de su éxito personal y literario, Espronceda enferma de difteria y muere, a los 34 años. [E. G.]

PRINCIPALES OBRAS

    Canción del pirata, poesía lírica.

    Sancho Saldaña (1834), novela histórica.

    A Jarifa en una orgía, poesía lírica.

    El estudiante de Salamanca (1839), epopeya.

    El diablo mundo, incompleta, epopeya