LAS 100 MEJORES POESÍAS DE LA LÍRICA EUROPEA
WILLIAM SHAKESPEARE: SONETO CVI
TEXTO: https://www.shakespeares-sonnets.com/sonnet/106
Sonnet CVI
When in the chronicle of wasted time
I see descriptions of the fairest wights,
And beauty making beautiful old rhyme,
In praise of ladies dead and lovely knights,
Then, in the blazon of sweet beauty's best,
Of hand, of foot, of lip, of eye, of brow,
I see their antique pen would have expressed
Even such a beauty as you master now.
So all their praises are but prophecies
Of this our time, all you prefiguring;
And for they looked but with divining eyes,
They had not skill enough your worth to sing:
For we, which now behold these present days,
Have eyes to wonder, but lack tongues to praise.
TRADUCCIÓN
CVI
Cuando en las crónicas de tiempos idos
veo que a los hermosos se describe
y a la Belleza embellecer la rima
que elogia a damas y señores muertos,
observo que al pintar de sus dechados
la mano, el labio, el pie, la frente, el ojo,
trataba de expresar la pluma arcaica
una belleza como la que tienes.
Así, sus alabanzas son presagios
de nuestro tiempo, que te prefiguran,
y pues no hacían más que adivinarte,
no podían cantarte cual mereces.
En cuanto a aquellos que te contemplamos
con absorta mirada, estamos mudos.
Trad.: Manuel Mújica Láinez
COMENTARIO: Publicados en 1609, los Sonnets de “Shake-speare” (así figura el nombre del autor en el título, como un juego de palabras: “El que agita la lanza”) recogen una colección de 154 poemas, casi todos inéditos. Solo dos, el 138 y 144, habían sido publicados con anterioridad en una miscelánea de 1599, pero ambos pertenecen a la sección más reducida del conjunto, del 127 al 152, 25 composiciones referidas a la “Dark Lady”. La parte inicial dedicada al “Fair Youth”, la más extensa del conjunto y a la que pertenece el soneto CVI que vamos a comentar, aparece en 1609 como completamente inédita.
De toda esta amplia secuencia de 126 poemas desconocemos tanto la fecha y el contexto de escritura como su destinatario, al que solo se alude, acaso, con las iniciales “W.H.” en la dedicatoria. A este respecto, quienes abogan, como nosotros, por la figura de Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton, como referente de estos sonetos, recuerdan que a este aristócrata ya le había dedicado Shakespeare sus dos primeros poemas narrativos, Venus y Adonis, de 1593, y El rapto de Lucrecia, del año siguiente. En el primero de ellos, por cierto, se recoge una solicitud a Adonis para que tenga descendencia en unos términos bastante similares a los que hallamos en los 17 primeros sonetos, conocidos como “procreation sonnets”, en teoría 15 años posteriores.
La hipótesis de trabajo que aquí defendemos es que todos los Sonetos habrían sido escritos en la primera mitad de esa última década del siglo XVI. William Shakespeare los habría compuesto para su mecenas, de unos veinte años en esa época, aún soltero -se casó en 1598- y sin descendencia -su hija Penélope nació ese mismo año. Estamos, por lo tanto, como en el caso de los dos poemas narrativos anteriores, ante unos poemas cortesanos vinculados a una relación de patronazgo entre un miembro de la alta nobleza inglesa y un artista principiante que desea verse favorecido en la Corte o busca ser remunerado por sus servicios.
Sin embargo, mientras las otras composiciones fueron publicadas, los Sonetos quedaron inéditos. Debemos pensar que estos poemas habrían sido una auténtica ofrenda lírica personal, fruto de una relación íntima en consonancia con alusiones contenidas en el prólogo de La Violación de Lucrecia, del tipo “The love I dedicate to your Lordship is without end”. El éxito de Shakespeare como autor de teatro a partir de 1595 haría innecesaria esta dependencia de patronazgo y el propio matrimonio de Southampton, poco atractiva para él mismo la difusión pública de todo este hiperbólico repertorio. Por último, la caída en desgracia del destinatario de estos poemas en 1601, de resultas de su implicación en la Rebelión de Essex, que lo llevó a la Torre de Londres, tampoco animaría al autor a publicarlos.
El soneto CVI es bastante representativo del conjunto. Como en casi todos ellos, el poeta se esfuerza por hallar recursos novedosos con los que halagar la vanidad de su destinatario. En este caso, Shakespeare recurre a un motivo propio de la exégesis bíblica: la prefiguración. Es habitual en la interpretación cristiana del Antiguo Testamento leer las imágenes de los libros hebreos como referencias adelantadas a Jesucristo. Se aplica la prefiguración, por ejemplo, al episodio de Isaac -sacrificio del Hijo- o al maná del desierto -institución de la eucaristía-. Otro ejemplo típico es la descripción del Siervo de Dios en Isaías: “Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos, ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en nada (Is. 53, 3). Desde la perspectiva de la crucifixión de Jesús de Nazareth, esa descripción mesiánica se interpreta como una prefiguración de Cristo a siete siglos vista.
En este soneto, Shakespeare se sirve de esa técnica estandarizada de exégesis bíblica para relacionar la belleza de su patrono con todas las “descriptions of the fairest wights” de tiempos pasados. El recurso a la hipérbole es tan tópico como rebuscado, a la manera de cualquier otro texto encomiástico cortesano que se precie. Y del mismo modo funciona el pareado final con la mención de la mudez sobrevenida a los que gozan de la presencia actual del joven, manido motivo de la lírica amorosa occidental desde Safo, 2.500 años anterior a Shakespeare.
Los sonetos del autor inglés son, sobre todo la principal sección inicial, un ejercicio íntimo de retórica literaria, en los que el autor demuestra su capacidad técnica para aprovechar todos los recursos de la lengua literaria inglesa de su tiempo para sacar adelante un proyecto poético impresionante: la redacción de más de un centenar de poemas similares en torno a un único tema, el elogio hiperbólico y desprejuiciado de su protector.
William Shakespeare no era en 1609 el mismo escritor que en 1593. El escritorcillo de medio pelo que velaba sus primeras armas en el ámbito literario londinense se había convertido en uno de los creadores más exitosos de la escena inglesa. Por eso llama la atención la forma de publicación de los Sonnets, contraria a lo que se podría esperar de ese hecho. La dedicatoria es voluntariamente oscura y el propio nombre del autor aparece escrito de tal manera que pueda leerse como un retruécano obsceno. De hecho, es probable que la pintoresca forma Shake-speare del título nos esté indicando que, en realidad, quien publicó la obra fue alguien que quería burlarse del autor o desprestigiarlo, presentándolo como una especie de “gigoló” de una Corte en la que la sexualidad del propio rey quedaba caracterizada con la siguiente máxima: Rex fuit Elizabeth, nunc est regina Iacobus. [E.G.]


