LAS 100 MEJORES POESÍAS DE LA LÍRICA EUROPEA
"QUIEN QUIERA CAZAR" de THOMAS WYATT
I: TEXTO: Collected poems of Sir Thomas Wyatt. Ed. by Kenneth Muir and Patricia Thomson. Liverpool University Press. 1969.
Whoso list to hounte I know where is an hynde;
But as for me, helas, I may no more:
The vayne travaill hath weried me so sore,
I ame of theim that farthest cometh behinde;
Yet may I by no meanes my weried mynde
Drawe from the Diere: but as she fleeth afore
Faynting I folowe; I leve of therefore,
Sithens in a nett I seke to hold the wynde.
Who list her hount I put him owte of dowbte,
As well as I may spend his tyme in vain:
And graven with Diamondes in letters plain
There is written her faier neck rounde abowte:
‘Noli me tangere for Cesars I ame,
And wylde for to hold though I seme tame’.
Quien quiera cazar, yo sé dónde hay una cierva,
pero, ¡ay de mí!, ya más no puedo;
el trabajo en vano me ha cansado tan dolorosamente
que soy de los que más lejos van tras ella.
Pero en modo alguno puede mi mente maltrecha
apartarse de la cierva: sino que a medida que huye
desfallecido la sigo. Pero ya renuncio
porque en una red trato de detener el viento.
A quien quiera cazarla, ya le saco de dudas:
lo mismo que yo gastará en vano su tiempo;
y grabadas a fuego, con diamantes, en letras claras
están escritas en torno a su hermoso cuello:
“Nadie quiera tocarme, porque pertenezco al César
y soy salvaje de retener, aunque parezca mansa”.
Trad.: M.ª J. Pérez Martín
II - COMENTARIO: Precisar, como es habitual, que este famoso soneto de Thomas Wyatt tiene como punto de partida el que comienza “Una candida cerva supra l’erba”, n.º CXC del Cancionero de Petrarca, puede ser una buena forma de iniciar una reflexión sobre la inmensa y variada influencia de la poesía del florentino en toda la lírica culta europea de los siglos que lo siguieron. En realidad, en el caso que nos ocupa ahora, de Petrarca tan solo procede directamente el verso decimotercero -Noli me tangere for Cesars I ame-, tal cercano al "Nessun mi tocchi (…) libera farmi al mio Cesare parve” italiano, con esa pintoresca relación entre las palabras del Evangelio -más evidente en el texto inglés- y una supuesta referencia clásica a los privilegios venatorios de los Césares. Y, en todo caso, la alusión a los “diamonds / diamanti”, que acaso pudiera servir mejor que cualquier otro dato para la fechación del poema.
Menos relevante parece, en cambio, la vinculación autobiográfica de ambos poemas, que supuestamente remitiría, en ambos casos, a una experiencia sentimental. Sin embargo, lo que en la biografía de Wyatt invita a leer el soneto como una alusión transparente a sus relaciones con Ana Bolena, en el soneto de Petrarca resulta mucho más enigmático, pues esa cierva con cuernos de oro no parece ser una metáfora muy afortunada si se refiere, sin más, a Laura. Más bien parece tratarse de algún tipo de alegoría que no nos corresponde aquí interpretar.
De lo anterior podemos deducir que Wyatt, simplemente, conocía el soneto de Petrarca en el que este mostraba su admiración por una cierva y le atrajo esa similitud indudable entre las palabras del collar y la relación que Ana Bolena mantenía con Enrique VIII. El soneto del poeta inglés, a partir de ahí, toma una dirección autónoma, precinde de todo sentido alegórico y se limita a desarrollar la metáfora cinegética. La cierva, Ana, es una cierva inglesa y en Inglaterra, sobre todo en la corte del lobo, el César Henry, a las ciervas se les da caza, al menos en la medida en que lo permiten las leyes del reino y el capricho del rey.
Este poema de Wyatt, como todos los suyos, se conservó inédito en manuscritos como el Egerton 2711 hasta años después de la muerte de Ana Bolena, de Enrique VIII y del propio autor. Solo durante el reinado de María I, en 1555, se publicó la Totell’s Miscellany con la mayor parte de la poesía que se conservaba de los ya desaparecidos Wyatt y Surrey, dando inicio al triunfo del Renacimiento en Inglaterra. Difícilmente podría haber sido de otra manera, pues esa cierva acosada por innúmeros cazadores no parece ser el emblema más apropiado para una reina de Inglaterra, ni siquiera después de que haya perdido la cabeza. Más tarde, cuando los supuestos amores de Thomas y Ana pasaron a formar parte de la leyenda de los Tudor y desde la propia Corte ya no se veía mal este descrédito de la usupadora, este soneto se convirtió, más allá de sus propios méritos literarios, en uno de los más famosos del autor.
Acercándonos al texto desde sus mera relevancia creativa, hay, sin embargo, varios aspectos que merecen ser tenidos en cuenta. Ana Bolena fue pretendida, al parecer sin éxito, por Enrique VIII entre 1526 y su matrimonio en 1532. Durante este tiempo la cierva fue agasajada por el César con todo tipo de joyas, privilegios y cartas de amor, mientras se mantenía alejada de cualquier pretendiente, incluido el propio monarca, esperando que se resolviese la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón. En esta época ha de fecharse, por lo tanto, este poema, hacia 1530. Me detengo en este dato porque implica que la tarea de introducir la lírica petrarquista y las nuevas formas líricas del Renacimiento en Inglaterra fue llevada a cabo por Wyatt muy temprano, inmediatamente después de su viaje a Italia en el séquito de sir John Rusell en 1525. Estamos, por lo tanto, ante la obra de un precursor, por más que estos poemas no vieran la luz impresos hasta 1555. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el otro gran poeta de la época, el conde de Surrey, tenía unos diez años cuando Wyatt compuso este soneto, podemos hacernos una más clara idea de hasta qué punto son importantes para la poesía inglesa las innovaciones estéticas del autor de este poema.
Por eso es tan significativo que para Wyatt Petrarca no sea más que un punto de apoyo, ni siquiera un objetivo a imitar aquí. En otros sonetos tanto él mismo como Henry Howard son poco más que traductores, lo cual ya tenía su mérito en estos momentos en los que se trataba de poner una tradición lírica medieval arcaizante y marginal a la altura de las nuevas corrientes literarias europeas de la época. No se pueden exagerar las dificultades que hubo de suponer a los poetas ingleses de esta primera mitad del siglo XVI la trasposición a una lengua germánica de unas formas métricas creadas en una literatura románica. Pero, además, en este caso, Wyatt es capaz de improvisar sobre un tema dado, de hacerlo personal y con ello original, y de dotarlo de una fuerza incluso superior a la de su modelo italiano, mucho más encorsetado por la estética simbólica de la retórica medieval.
Y ya para terminar, este soneto destaca también por la estructura métrica ABBA ABBA CDDC EE, que va a convertirse con el paso de las décadas en uno de los modelos preferidos del llamado “soneto inglés”. Por lo tanto, también desde este punto de vista, “Whoso list to hounte” ha de considerarse uno de los poemas más exitosos en las tarea de Thomas Wyatt por adaptar la lírica de Petrarca a la literatura inglesa de su época. [E. G.]