POLACO: LA LENGUA DEL CATOLICISMO ESLAVO

    El polaco es una lengua lequítica, como el pomeranio y el casubio, dentro del grupo de las lenguas eslavas occidentales, que comparte con el checo o el eslovaco. Estas se diferencian de las eslavas orientales por la conservación de las vocales nasales y la utilización del alfabeto latino en vez del cirílico. Solo tiene estatuto de lengua oficial en Polonia y, de hecho, la mayoría de la gente que habla polaco vive en este país, uno de los estados de Europa más homogéneos desde el punto de vista lingüístico pues el 97% de sus habitantes lo tiene como lengua materna. De todos modos, debido al desplazamiento de las fronteras tras la II Guerra Mundial, todavía hoy quedan importantes grupos de población de lengua polaca en Lituania, Bielorrusia y Ucrania, sobre todo en las regiones de Vilna, Grodno y Lvov, y además, varios millones de personas hablan polaco dispersas por todo el mundo. Así, hoy en día el polaco, que cuenta con una tradición literaria especialmente amplia y varios premios Nobel como Henryk Sienkiewicz, Czesław Miłosz o Wisława Szymborska, es la segunda lengua eslava más hablada, tras el ruso.

    Los primeros registros polacos aparecen en escritos latinos del siglo XII pero hasta el XIV no hallamos textos significativos; el primer libro impreso apareció en Wroclaw en 1475. Desde sus orígenes, el polaco se escribe con alfabeto latino pero en el proceso de adopción de este alfabeto hubo que modificar algunas letras para representar sonidos propios como las consonantes palatales y las vocales nasales. Así surgieron grafías particulares como la ł. Los signos diacríticos utilizados para estas letras adicionales son el “ogonek” o colita, el acento agudo, la barra oblicua y el punto suscrito.

    En la actualidad en toda Polonia se habla el polaco “estándar” con pocas diferencias dialectales, aunque se suelen diferenciar, sobre todo históricamente, los dialectos de la Gran Polonia, en el oeste, de la Pequeña Polonia, en el sur, y de Mazovia, en el centro del país. Al este de Polonia se habla un dialecto más cercano al ruso.

    El polaco tiene seis vocales orales y dos nasales. La distribución de sus 35 consonantes es mucho más compleja, debido a la gran cantidad de sonidos palatales y africados que conserva. La acentuación recae casi siempre en la penúltima sílaba. El alfabeto polaco, que carece de q, v y x, cuenta, sin embargo, con varios digramas y trigramas como cz, dzi, rz, zi… A cada sonido le corresponde una grafía, con algunas raras excepciones. Como varias lenguas bálticas y eslavas, el polaco tiene siete casos: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo, instrumental y locativo. Existen cinco géneros: el masculino personal, el masculino animado, el masculino inanimado, el femenino y el neutro, y dos números, singular y plural. La conjugación es muy irregular e indica también el género, por lo que el uso de pronombres personales es superfluo y enfático. Por último, el orden de las palabras en la frase no tiene demasiada importancia.