EINHARD: LA RECUPERACIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA CLÁSICA

 

    El historiador franco Einhard nació hacia el año 770 en una familia de la pequeña nobleza germana de la región del Main, vinculada a la gran abadía benedictina de Fulda. Fulda, pese a haber sido erigida pocas décadas antes, se había convertido ya en uno de los principales focos de desarrollo cultural y religioso del reino franco, por lo que resulta trascendental el hecho de que el futuro biógrafo del emperador fuera educado en ese establecimiento religioso, donde adquirió el amplio dominio sobre la lengua latina que le ha permitido pasar a la posteridad.

    En una sociedad donde la fuerza bruta era trascendental para la propia supervivencia, el físico de Einhard le hacía poco apto para la vida secular, pero en el monasterio se reveló pronto como un alumno especialmente dotado para el aprendizaje. De hecho, hacia 792 ya fue enviado a completar su formación a la escuela palaciega de Aquisgrán, donde entró a formar parte del entorno más próximo a Carlomagno, el grupo de eruditos liderado por Alcuino de York, a partir del cual se produjo el movimiento cultural que conocemos como “Renacimiento Carolingio”. En ese contexto intelectual Einhard era conocido, debido a su corta talla como “nardulus”, es decir, “pequeño nardo”, juego de palabras latino a partir de su nombre franco: “Ein – Nard”.

    Aunque no llegó a alcanzar título ni posición algunos durante el reinado de Carlomagno, Einhard desempeñó a su servicio tareas de cierta importancia, sobre todo encargándose de la supervisión de los grandes proyectos constructivos puestos en pie por el Emperador, como el palacio imperial y la capilla palatina de Aquisgrán o el palacio de Ingelheim. También le fueron confiadas algunas misiones diplomáticas y, sobre todo, en 806 fue el encargado de ir a Roma a informar al Papa del proyecto de reparto del Imperio entre los tres hijos de Carlomagno.

    Tras la muerte de Carlomagno el año 814, al principio Einhard permaneció en la corte del nuevo emperador, Luis el Piadoso. Este pronto recompensó su fidelidad con puestos de mayor relevancia y Einhard llegó a convertirse en una especie de secretario personal del emperador, responsable, también, de la educación de Lotario, el hijo mayor y teórico heredero del Imperio. De Luis, Einhard recibió igualmente recompensas materiales que no había conocido en la época de Carlomagno. El nuevo emperador le concedió tierras en su región de origen como Mulinheim, donde Einhard hizo contruir una iglesia para albergar unas reliquias traídas de forma fraudulenta de Roma, y también le confió varios abadiados laicos como el de San Wandrille en Normandía o el de San Bavón en Gante. Finalmente, en 828, apartado ya de la corte,  el propio Einhard fundó la abadía benedictina de Seligenstadt, cerca de Francfort, donde se haría enterrar en 840.

    De su vida privada es muy poco lo que se sabe, excepto que estuvo casado, que su esposa se llamaba Emma y que acaso tuvieran un hijo. En el ámbito público, Einhard, al ver que Lotario, Carlos y Luis, los hijos de Luis el Piadoso, se rebelaban contra su padre a partir de 829, prefirió retirarse de la vida secular y dedicarse a tareas religiosas e intelectuales, entre las que destaca la redacción de su obra maestra, la Vita Karoli, primera biografía de Carlomagno, escrita, siguiendo la tradición literaria de las Vidas de los doce Césares de Suetonio en su retiro de Seligenstadt, hacia 830.

PRINCIPALES OBRAS

    Vita et gesta Caroli Magni

    Cartas

    Annales qui dicuntur Einhardi (atribuida)