BENITO PÉREZ GALDÓS: LA CIMA DEL REALISMO EN ESPAÑA

 

    El novelista  español  Benito Pérez Galdós nació en las islas Canarias en 1843. Allí cursó el bachillerato y a continuación se trasladó a Madrid a estudiar Derecho, en 1862. Una vez allí, sin embargo, se dedicó más a frecuentar los ambientes literarios de la capital que a sus estudios, hasta el punto de que se le dio de baja en la universidad por inasistencia. Asiduo de los estrenos teatrales, a partir de 1865 se decantó por trabajar como reportero y, tras su estancia en París para dar cuenta de la Exposición Universal de 1867 y traducir el Club Pickwick de Dickens, se especializó en crónicas periodísticas sobre política.

    En 1870 publicó su primera obra, una novela histórica titulada La Fontana de Oro. La siguiente ya se difundió por entregas en La Revista de España, pero el éxito no le llegaría hasta 1873 con la primera serie de los Episodios Nacionales. Este inmenso retablo narrativo de la historia española del siglo XIX llegó a contar con 46 novelas y, aunque le ocupó toda su vida, quedó inconclusa a su muerte. Abarca desde la batalla de Trafalgar en 1805 hasta la restauración borbónica de 1874. La primera serie, con diferencia la más famosa e interesante, trata de la Guerra de la Independencia. Las siguientes, dedicadas a la Primera Guerra Carlista, el reinado de Isabel II y los años turbulentos anteriores a la Restauración, las empezó a redactar veinte años más tarde. Debido a su larga génesis, la perspectiva del propio autor varía desde el aliento épico del inicio hasta el amargo escepticismo final, pasando por la postura radical de tendencia socialista-anarquista de las series tercera y cuarta.

    Al mismo tiempo que los Episodios Nacionales, Galdós comienza a escribir sus primeras novelas realistas, intentando reflejar la sociedad española de mediados del siglo XIX. Es lo que se denomina “novelas de tesis”, en las que su estilo no está todavía completamente desarrollado y su visión de la realidad se muestra demasiado condicionada por sus prejuicios ideológicos. Galdós fue toda su vida un hombre de profundas convicciones progresistas y en estas primeras novelas, como Doña Perfecta, de 1876, o Marianela, del 78, hay una perspectiva maniquea de la sociedad que limita su análisis. El estilo de Galdós llega a su máxima expresión en lo que se conoce como “Novelas Españolas Contemporáneas”, sobre todo en las más famosas, Miau o Fortunata y Jacinta, de 1887. En ellas, Galdós presenta al lector una visión más profunda de la sociedad española, y sobre todo, del Madrid contemporáneo, sin prejuicios moralizadores y con una amplitud de miras que va desde las clases más desfavorecidas hasta la alta burguesía de la fase final del reinado de Isabel II. Aunque sin llegar a poner en práctica las teorías radicales del naturalismo francés, los personajes están mucho más condicionados por el ambiente en el que viven y la presión de la sociedad sobre el individuo se hace más evidente.

    En la última década del siglo, influido sobre todo por el nuevo estilo de los grandes narradores rusos, se encuentra un grupo de novelas conocidas como “espiritualistas”, entre las que destacan Nazarín, de 1895, y Misericordia, del 97. En ellas, sin dejar nunca de lado la descripción de la realidad, adquieren un papel mucho mayor las motivaciones personales, espirituales e irracionales, que rigen con frecuencia el comportamiento de los personajes. Galdós fue también un autor teatral de notable éxito. La primera de sus piezas dramáticas importantes fue Realidad, en 1892, pero su estreno más sonado fue el de Electra, en 1901, ya que, al manifestarse contra el poder de la Iglesia se interpretó como un alegato a favor del liberalismo político. Siempre de ideas liberales y progresistas, Galdós participó en política en varias ocasiones. Primero, en 1886, fue diputado por Puerto Rico con el partido liberal de Sagasta, aunque su papel en los debates fue mínimo. Más tarde, en 1907 fue elegido diputado republicano y en 1910 llegó a ser el líder de la Conjunción Republicano-Socialista, formada por partidos de izquierdas.

    Los últimos años de Galdós estuvieron marcados su progresiva ceguera y sus problemas económicos. Murió en 1920 y su entierro fue costeado por el Estado por decisión del ministro de Instrucción Pública. En cuanto a su vida privada, Galdós permaneció soltero hasta su muerte pero mantuvo muchas relaciones sentimentales sobre las que no se tienen apenas datos, aunque se le conoce al menos una hija natural, nacida en 1891. En resumen, Galdós es considerado uno de los mejores novelistas en castellano y un maestro indiscutible del Realismo en España. A pesar de todo, y aun siendo miembro de la Real Academia desde 1897, fue boicoteado con frecuencia por los sectores más conservadores de la sociedad española.

 

PRINCIPALES OBRAS

 

    Trafalgar, 1873, episodio nacional.

    Zaragoza, 1874, episodio nacional.

    Doña Perfecta, 1876, novela.

    Marianela, 1878, novela.

    La de Bringas, 1884, novela.

    Fortunata y Jacinta, 1886-87, novela.

    Miau, 1888, novela.

    Realidad, 1892, teatro.

    Tristana, 1892, novela.

    Nazarín, 1895, novela.

    Misericordia, 1897, novela.

    Electra, 1901, teatro.

    El abuelo, 1904, teatro.